Qué bonito es cuando cada día entran por la puerta clientes nuevos y consigues una venta tras otra. El problema es que esto puede hacerte olvidar que a esos pacientes hay que hacerles un seguimiento para que vuelvan y se lo digan a sus contactos.
Lo peor que puedes hacer cuando vendes es no hacer seguimiento. Tu paciente pensará que ya le has sacado lo que querías de él y que ya no le importas. Quizás no vuelva.
Las empresas más importantes, de cualquier sector de negocios están centrando sus esfuerzos alrededor del cliente, de sus necesidades, de su bienestar: Amazon, Apple, Ubber.
Los clientes (los pacientes) agradecen que se les haga seguimiento y de que se les contacte. Por un lado, se lo dirán a amigos, colegas de trabajo y familiares y por otro, sabrás de primera mano si están contentos o no. Es mejor que te lo digan a ti que a sus amigos.
Y en una clínica dental, ¿de qué estamos hablando? Pues de prepararle un plan de revisiones para tu paciente y mandarle recordatorios, de darle consejos de salud bucodental, de felicitarlo por su cumpleaños, de invitarlo a sesiones de formación en la clínica o simplemente hacerle una llamada tras una cirugía para ver si se encuentra bien. Eso es seguimiento.
¿Por qué no se hace más a menudo? Cierras una venta y a por otra. No te paras a analizar los beneficios de una relación a largo plazo y las oportunidades que se abren hacia el futuro.
¿Qué podrías hacer desde mañana mismo?
Incrementar un buen flujo de nuevos pacientes es importante pero cuidar bien a los que ya tienes es mucho más importante y tiene mayor impacto e tu clínica.